08/08/2024
Las infecciones resistentes a los antibióticos representan un problema de larga data en el sistema de salud. En tanto, en los últimos años el tema tomó mayor relevancia en la agenda pública teniendo en cuenta que la cantidad de muertes y secuelas va en ascenso. De hecho, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2050 la resistencia a los antibióticos será responsable de 10 millones de fallecimientos anuales.
Algunas cifras para dimensionar el crítico escenario: de acuerdo a un artículo difundido en Elsevier (reconocida empresa de análisis de información global), se calcula que el 5 por ciento de los pacientes son afectados con este tipo de infecciones adquiridas durante las estancias en los hospitales. Asimismo, según Validar – un proyecto respaldado por varias instituciones de salud del país- las infecciones intrahospitalarias provocan en Argentina 17.000 muertes y casi 100.000 episodios infecciosos al año. Cinco veces más que los accidentes de tránsito (3.699 víctimas anuales) y que las armas de fuego (1.922 víctimas anuales).
Los números son la evidencia de una problemática que tiene, al menos, dos aristas. Por un lado, la responsabilidad de los profesionales de la salud en lo que respecta a lavado de manos e higiene; y por otro, la automedicación en la comunidad.
En ese sentido, la pediatra e infectóloga, Liliana Arce, detalló que son los contextos de internación prolongados los que predisponen a la aparición de estas bacterias, siendo los catéteres intravenosos, vesicales, o asistencia de respiración mecánica (ARM) los que dejan más expuesto al paciente. La especialista también hizo especial hincapié en la necesidad de crear conciencia en el sistema de salud y replicar los modelos como ser el funcionamiento del Comité de Infecciones en los hospitales o bien un Programa de Optimización de Antimicrobianos (Proa).
“Cuanto más prolongada la internación y cuanto más invadido el paciente, hay más posibilidades de infecciones. A su vez, de parte del paciente si tiene patologías crónicas. Un oncológico tiene muchas más posibilidades de hacer una infección relacionada a la salud que un paciente que no tiene factores de riesgo. Lo mismo con diabéticos, enfermos cardiológicos, pulmonares crónicos o desnutridos porque eso significa una internación prolongada” describió Arce en diálogo con El Territorio.
“En esos pacientes están estas bacterias multirresistentes, que a veces no pueden ser tratadas lamentablemente. Se comienza con antibióticos que siempre tienen que ser guiados por el microbiólogo. Cuando entra un paciente, hacemos análisis de sangre, de orina y de líquidos orgánicos, y el microbiólogo nos devuelve los resultados indicando qué microorganismos tiene nuestro paciente. En base a eso, tenemos que adecuar el tratamiento. Si no adecuamos o no ponemos el antibiótico correcto, estamos haciendo un mal uso. A veces, cuando ingresa un paciente tan grave, ponemos los antibióticos de última generación y, cuando definimos la microbiología, ajustamos”, explicó.
Por lo general ¿los hospitales y centros de salud cuentan con un microbiólogo?
En Misiones hay una gran ventaja al tener la salud integrada en el Parque de la Salud. Por lo menos, los hospitales de tercer nivel tienen microbiólogos y reciben muestras de otros lugares. Hay otras muestras que van al Malbrán porque tenemos que hacer un mecanismo de resistencia para el que no estamos al alcance. Pero estamos con un equipo de primera, que forma parte de la Red del Malbrán y que tiene tecnología de última generación. Hay múltiples PCR ‘s, que detectan el material genético de la bacteria. Tienen mucha más sensibilidad al aislar el germen, indicarnos los mecanismos de resistencia y los antibióticos. Es decir, estamos preparados”.
“Estamos permanentemente en contacto con el personal de bacteriología de nuestro hospital – en referencia al hospital de Pediatría – sobre qué cultivos fueron positivos o qué bacterias se están aislando, y todo eso nos hace corregir- Es muy importante que, si se cuenta con un microbiólogo, se trabaje con él adecuadamente porque va a mejorar mucho la atención.
Un factor clave es la higiene y desinfección en hospitales…
Después, la higiene y la desinfección de un hospital es fundamental. Por eso es que también el control de infecciones supervisa la limpieza, higiene, los residuos hospitalarios, esterilización y, fundamentalmente, aislar al paciente. Si tengo un paciente que ingresa al hospital, hay salas generales de cohorte, donde colocamos a todos los pacientes con el mismo microorganismo para que justamente no se haga una transmisión de paciente a paciente cuando lo ideal es tener personal de enfermería y médico exclusivo. Cuando entramos a ver a estos pacientes aislados todo el personal de salud debe cumplir con las medidas de aislamiento que figura con carteleria en la puerta del paciente: uso de bata, lavado de manos, guantes, botas, gorro, barbijo, etcétera. Eso debe ser parte de un servicio de asistencia de pacientes tanto en hospitales como en sanatorios. Esas medidas son para todos, incluso para el personal de limpieza o el que lleva la comida. Estamos en un momento muy delicado de la multirresistencia. La Organización Mundial de la Salud habla de muchas muertes si no tomamos medidas.
Para el año 2025 la OMS advierte muchas muertes si no se revierte esta situación…
Exactamente. Hay que tomar conciencia. No es cuestión de presionar a los laboratorios para que hagan nuevos antibióticos. Debemos tratar de que los antibióticos que se usan ahora sean usados correctamente para no llegar a eso. Eso es muy importante.
¿En quién recae la responsabilidad?
Si esto ocurre en el área asistencial, es responsabilidad del personal de salud. Por eso, es correcto que todos los servicios que presten atención a los pacientes y que tengan pacientes internados cuenten con un Comité de Control de Infecciones y con un Programa de Optimización de Antimicrobianos (Proa), que vigila el uso del antibiótico desde la consulta externa y asesora. Ahora los laboratorios casi no nos visitan porque hay una ley de control de resistencia antimicrobiana, que evita que el médico tenga muestras gratis arriba de su escritorio y que las dispense. Primero, por el uso inadecuado, y segundo, por no estar en condiciones, ya que las muestran tienen que estar protegidas en cuanto a la luz y la temperatura.
¿Por qué tratar una faringitis, angina, otitis o un resfriado con antibióticos si tienen virus? Primero hay que capacitar al personal de salud. Si uno va a exigirle algo, debe capacitarlo y hacer guías para saber en qué patologías usar determinados antibióticos, cuáles son los agentes biológicos, qué debe hacer para estudiar los síntomas que presenta el paciente. Si hacemos todo eso, vamos a saber qué antibiótico es el más correcto y no hacer un uso inadecuado. También, lo peor que puede hacer la población es ir a la farmacia y pedir un antibiótico, cuando debe consultar a un médico para que le indique el antibiótico con receta. O pasa que en la misma casa hay alguien a quien le pasó algo parecido, le sobró un poco de antibióticos y se los da a la persona, que los toma de forma inadecuada e inconsistente.
El cuidado de los antibióticos no debe ser solamente humano, sino también animal. Los veterinarios también tienen que cuidar que a veces usan antibióticos para mejorar la calidad del animal y eso tiene que evitarse. Si no controlamos todo eso, vamos a seguir con estas bacterias multirresistentes que son un verdadero problema.
¿Cómo actúan las bacterias en contexto intrahospitalario?
Entre las primeras 48 a 72 horas de internación del paciente, éste se coloniza. Las bacterias se pegan al cuerpo del paciente. No lo infectan, pero están ahí. A veces en el tracto intestinal, en el tubo digestivo, o en las fosas nasales. En nuestro hospital, las enfermeras en control de infecciones hacen hisopados para ver qué pacientes están colonizados para aislarlos de acuerdo con los microorganismos que presenten. Es un trabajo arduo.
Las infecciones asociadas al cuidado de la salud y los microorganismos resistentes son un problema muy importante de salud pública que sobrecargan el trabajo del personal, hacen que el paciente quede más tiempo internado, puede provocar la muerte o secuelas en el paciente. Merece una atención determinada en la jerarquía del hospital.
¿Hace cuánto funciona el programa de control de infecciones en el hospital?
En 2014 comenzamos con un Comité de Infecciones en el Hospital de Pediatría. Es multidisciplinario multidisciplinario, es decir, todos lo que integramos intercambiamos conocimientos y opiniones; está formado por infectólogos, microbiólogos y enfermeras de control de infecciones, que ahora son especializadas y, a su vez, abre sus puertas para hacer reuniones periódicas con todos los jefes de servicios y la jerarquía del hospital, pasándole los datos de qué bacterias están circulando, en qué pacientes, o qué antibióticos se están usando. Lamentablemente, ahora estamos usando antibióticos de cuarta o quinta generación porque las bacterias son resistentes.
En el Proa, que se está instaurando en el Hospital de Pediatría, está integrado por farmacéuticos, microbiólogos, infectología y personal jerárquico del Hospital. Ahí se vincula todos los días qué antibióticos se usan, por cuántos días, qué dosis son las adecuadas, si corresponde ese antibiótico a la microbiología ligada. Es un trabajo que hace un personal exclusivo, cuando antes lo hacíamos nosotros, sumado a nuestra tarea diaria. Es un gran logro que está haciendo también el Hospital Madariaga.
Un hospital con Comité de Control de Infecciones y Proa es como un hotel cinco estrellas porque está cuidando la seguridad del paciente. Está cuidando que ese paciente que entró con una patología no salga con otra y todo lo que representa eso tanto para el paciente como para su familia y para la sobrecarga del personal de salud.
Esa es la conciencia que debemos tomar, desde nuestra casa con el uso adecuado de antibióticos, hasta dentro del hospital, en el sector veterinario, de alimentos y medio ambiental. Dentro del hospital, está el lavado de manos, la higiene y desinfección, la esterilización y la parte de ingeniería, donde vemos que el agua sea segura.
El área de Control de Infecciones ¿maneja o cuenta con algún registro de las bacterias más comunes detectadas en los centros asistenciales?
Las bacterias más resistentes y que están dando muchos problemas son gram-negativas. Cuando uno le pone un colorante gram, no se colorean. También hay bacterias positivas, como el Staphilococcus, Acinectobacter Klebsiella y pseudomona. No solamente la bacteria es el problema, sino que cada vez producen más resistencia a más antibióticos y a los antibióticos de última generación. Hay bacterias difíciles de tratar, prácticamente, son resistentes a todo. Ahí empieza la creatividad del infectólogo y del médico tratante a ver qué se hace con el paciente.
Hubo un tiempo que se habló mucho de la Streptococcus pyogenes, que causó años atrás la muerte de una niña en Posadas…
Al Streptococcus pyogenes se le llama mortal porque es una bacteria que, generalmente, provoca una invasión en el torrente sanguíneo. Afecta a todo el organismo y se encuentra primero en partes blandas. Se considera una bacteria mortal porque provoca una destrucción del músculo, aunque también puede provocar neumonía o artritis. La llamamos así porque hay que detectarla tempranamente e indicar los antibióticos adecuados lo más rápidamente posible. Es muy frecuente que ocurra después de un proceso viral o influenza. Hay que pensar en que puede haber una sobreinfección. Sigue habiendo casos y son de denuncia obligatoria porque es una enfermedad que, en poco tiempo, produce mucho daño al organismo. Hubo bastantes casos entre 2020 y 2021. Ahora siguen habiendo, pero en menor cantidad.
Todas las bacterias deben ser vigiladas porque tienen momentos de brotes.
Fuente: El Territorio.
Etiquetas: Misiones, SaludNo puedes copiar el contenido de esta página